Alexandra Meijer-Werner
Video Art

Ciclo … Circulación … Revolucíon

La conciencia multimedia

BENJAMIN VILLARES PRESAS

Curador de Arte Contemporáneo, especializado en Fotografía y Medios Audiovisuales.


Entrevista con Alexandra Meijer-Werner

Publicada en la Revista Encuadre,  número 69, 1998. CONAC, Caracas.



La potencialidad de los medios y la expansión de la conciencia se dan la mano en diversidad de manifestaciones artísticas. Así, las instalaciones multimedia poseen grandes ventajas a la hora de canalizar las expresiones y hacer llegar los mensajes de manera efectiva.


Esta asertividad mediática está muy bien manejada en los dos más recientes trabajos de Alexandra Meijer-Werner presentados en el III Salón Pirelli de Jóvenes Artistas en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber y en la sala experimental del Museo de Bellas Artes. Kreislauf y Ouroboros son una muestra de una de las posibles direcciones más marcadas del arte audiovisual contemporáneo. Sobre conceptos colectivos, procesos emotivos y libertades expresivas cabalga esta joven promesa de la conciencia multimedia.



BVP: Cómo llegaste a escoger el video como tu medio expresivo fundamental, ya que eres artista multimedia, pero utilizas el video en casi todos tus trabajos? Tienes una dirección directa con la danza, el performance y el video.


AMW: Yo no me considero artista plástico, ni videoartista ni ninguna de estas definiciones. A mí lo que más me interesa es llegar a nuevas fronteras y apenas estoy empezando a probar. Probablemente en un futuro mi trabajo estará constituido por otra combinación, pero en este momento el video es el medio que me parece el más multimedia en sí mismo. Cuando empecé a estudiar arte, siempre tenía la idea del multimedia, y lo que más me llamó la atención fue el cine porque es multimedia en sí. El cine trabaja con movimiento, espacio, sonido, etc. No es como cuando te especializas en escultura, las artes plásticas son como más cerradas. Cuando comencé con el cine por su multidimensionalidad, me sentí limitada por su espacio definido, es decir, porque siempre está separado de ti. Hay mucha acción y movimiento, pero una vez terminados, se separa la obra en la pantalla del público sentado, observándola. Empecé a sentirme frustrada con esta limitación. Yo estaba mucho más interesada en cómo crear experiencias sensoriales para el público. Que el público viva las experiencias. Una buena película te marca, te hace reflexionar y cuestionar más que una pintura, por ejemplo. Esa es otra de las razones por las que me interesó el video. Yo creo que lo que siempre me interesó realmente, fue trabajar con gente. Más que hacer arte, me interesa trabajar con personas, no solamente a nivel intelectual sino con la totalidad de los sentidos y las percepciones. En este momento fue cuando empecé a romper con el espacio del cine, la pantalla bidimensional, incluyendo elementos como la danza y la expresión corporal, que muchas veces dicen más sobre estados anímicos que las palabras .

Todo esto: la danza, el video, el sonido los he utilizado buscando expresiones más profundas del ser humano.



BVP: Cuál es la diferencia entre el cine y el video? ¿Cómo después de haber hecho cine te decidiste por el video?


AMW: La principal diferencia es de carácter económico. Debido al carácter experimental de mi trabajo, sin guion definido, el video es menos costoso. La idea es que la obra se vaya conformando a partir de un concepto, tenga su propia vida, su propia información y uno funcione como un ente canalizador. Yo siento que el artista debería funcionar más como un canal. La información se va dando a través de los accidentes, de la intuición. Trabajo de esta manera. Tengo un tema y comienzo a indagar con otras personas, trabajo con el subconsciente, mis sueños y mis sensaciones. Mi investigación requiere mucha atención a los sentidos, como si uno fuera una parabólica, es en esos momentos que las cosas van fluyendo. Yo creo mucho en la sincronicidad. Grabé muchísimo por ejemplo para Kreislauf, estuve un año grabando imágenes de sensaciones y de sueños. Llevaba a los bailarines a un paisaje natural y dejaba que el paisaje los informara; les contaba las emociones que me interesaban, pero no les dictaba pautas de cómo moverse.


Solo les contaba historias o sueños, para que percibieran la atmósfera. Ellos interpretan, después yo interpreto sobre sus interpretaciones.


Todo esto solo lo puedo hacer en video, ya que es el medio que me permite grabar todo ese material y después hacer la síntesis.



BVP: No te parece que el video tiene una especificidad que le permite interactuar con otros medios más libremente?


AMW: Sí, no es solamente el aspecto económico, el video me da más libertad de experimentar. Yo no soy una persona muy tecnológica, me siento algo intimidada por la tecnología. El video es el medio más sencillo para jugar, yo lo veo como un juego para experimentar con efectos, espacios, etc. Puedes realizar tus ideas más de inmediato con el video. A mí no me gusta el video exhibido en un monitor, me siento muy limitada. Mi dilema siempre fue que me parece más poético el cine proyectado, pero al mismo tiempo quiero romper el carácter bidimensional de esa proyección. El video también se puede proyectar, aunque exista el problema de la visualización de los pixeles. Me gustaría más que se viera entre luces y sombras como el cine, pero el video evoluciona tan rápido que no dudo de que a la larga esos problemas se minimicen.



BVP: Sientes entonces que el video tiene una triple ventaja de la maleabilidad, inmediatez y el factor económico ¿Existe la posibilidad de que cualquiera haga video?


AMW: Yo creo que todo el mundo puede hacer video, lo difícil es lograr la síntesis. Todas las etapas son interesantes, pero la etapa de síntesis es la que más discernimiento requiere. Yo no trabajo con historias lineales, me interesa más el lenguaje de los sueños ya que tiene un carácter polisémico. Para mí lo más importante es conocer la variedad de interpretaciones del público.



BVP: Consideras que tienes alguna línea conceptual, temática o formal en tu trabajo?


AMW: Lo primordial es la intención. Dentro de esa intención van encajando las técnicas y las líneas formales y conceptuales. Mi intención siempre ha sido, y cada vez más, no hacer el arte por el arte, por decoración o entretenimiento, sino para tocar a las personas. Por eso mis temas siempre son sobre la vida, los ciclos, los nacimientos, la muerte, la naturaleza y nuestra conexión con ella, nuestra alma y nuestro espíritu. En este sentido siempre son espirituales, se trata de indagar sobre el ser humano. Es por eso que trabajo con psicología, terapia expresiva y el arte como un medio terapéutico. Es el lenguaje de tu ser. Allí yo experimento con todo, quisiera incluso que fuera una experiencia integral, trabajar con el olfato y el tacto también; que te lleve a estados emotivos profundos.



BVP: Tú estudiaste Cine y actualmente estás estudiando Terapia Expresiva. Explícanos un poco cómo estás combinando ambas disciplinas.


AMW: La terapia expresiva es una rama de la psicología. Tiene dos vías, la primera en la que se busca que la persona se exprese creativamente, no tiene que ser artista, se trata de que reconozca que todo se encuentra dentro de ella misma, que el cuerpo contiene esta información y que aprenda a utilizarla. La otra vía es que trabajes ya conscientemente con colores, sonidos y posiciones que influencian tu estado anímico .



BVP: Con cuál de las dos líneas trabajas tú?


AMW: Con una combinación de ambas. De cualquier forma, la terapia expresiva, dentro de todo, sigue teniendo un aspecto muy clínico. Ante esto me siento limitada y he tratado de combinarla con mi pasado, que es el cine. Yo siempre he sentido que el cine es un medio muy terapéutico. También me involucré con el chamanismo, estudiando las maneras antiguas de curación. La forma más antigua de curación ha sido el arte en las culturas asiáticas, africanas y americanas. Todas ellas manejaban la curación a través de la pintura, la danza y el sonido para dejar ver tu mundo interior; lo usaban tanto como representación de los estados internos, como un medio para volver a conectarse con ellos. Entonces ahora mi propuesta es hacer arte performático, experiencias artísticas que sean terapéuticas para el público, pero todavía no lo sé, es lo que estoy experimentando ahora.



BVP: Estás encontrando varias respuestas.


AMW: Exacto, estoy probando a ver si puedo lograr una interactividad con el público. Cada vez más, me interesa que el público entre en las obras y que se encuentre consigo mismo en la interacción.



BVP: Estás en estos momentos participando en eventos tan importantes como el III Salón Pirelli de Jóvenes Artistas y has presentado acciones multimedia en el Museo de Bellas Artes. ¿Cómo ha sido tu experiencia con los museos? Y coméntanos si piensas continuar con el medio de las artes plásticas.


AMW: Mi primera instalación importante (he realizado otras) fue la que mostré en el Salón Pirelli, que es la que rompe el espacio y trabaja con la idea del ciclo (Kreislauf). Sentí la necesidad de llegar a un público más grande para estudiarlo y observar la interacción. No es que me interese en sí el museo, sino que me dijeron que tenía una oportunidad, y apliqué. Me interesa usar elementos terapéuticos dentro de contextos como museos, la calle, etc... para tener mayor diversidad de público y todo tipo de clases sociales. Yo trabajo mucho con la línea de Jung del subconsciente colectivo.



BVP: Te consideras psicólogo, artista, cineasta? ¿Con que te identificas más?


AMW: Me estoy graduando de Estudios Interdisciplinarios, allí tú mismo diseñas tu propio postgrado. Yo estoy diseñando mi propia dirección, así que no soy artista, ni psicólogo …soy un ser interdisciplinario.



BVP: Cómo se comportó el público en tus instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber y del Museo de Bellas Artes?


AMW: Tuve todo tipo de experiencias en el MBA; hubo gente que se me acercó llorando, fascinada o aterrada…todo con mucha intensidad emocional. En el Salón Pirelli fue muy interesante porque se presentaron personas que entendieron el por qué del círculo. Ellos entendieron que la obra era sobre ellos mismos, ya que es un simbolismo sobre el ser humano, que tiene que ver con cada uno de nosotros …otras personas me comentaron sobre un relax que les producía la interacción con la obra. Estamos manejando mucho la agresión, la frustración, la depresión, y a mi me interesan mucho más los temas sobre la vida más positivos. El tema de Ouroboros en el MBA era la crisis como tierra fértil para nuevas posibilidades.



BVP: Eres New Age ¿Crees en un cambio generalizado a partir de un proceso evolutivo?


AMW: Hay una carga muy fuerte en los términos New Age, casi como una etiqueta comercial. En ese sentido no…en otro sentido sí. Creo en el cambio de conciencia, que a través de nuestras crisis aprendemos a buscar caminos … Tú no sabes que estás saludable si no has estado enfermo, por lo que todas estas agresiones y violencias de nuestro día a día no son un fin, sino procesos que nos llevarán a otro paso evolutivo. Por eso creo en la importancia de traer mensajes positivos. Usar el arte para crear conciencia y traer esperanza.



BVP: Háblanos un poco sobre el aspecto técnico de tus trabajos.


AMW: Por ejemplo, en Kreislauf trabajé con 16 mm, Hi 8 y súper 8. Es una pantalla circular que tiene tres películas (video) que están sincronizadas, que crean un ritmo de imágenes oníricas del subconsciente. La obra es interactiva en el sentido de que el público puede verla de varios lugares, cuando camina por afuera proyecta su sombra y ve a los que están dentro de la pantalla. La imagen del público se integra con la imagen de la obra. Trabajé con tres proyecciones de vídeo editadas de forma lineal y no lineal. Siempre trabajo con proyectores porque me interesa el espacio.


En Ouroboros trabajé en Hi 8… pero también con danza, teatro y música. Son cuatro videos proyectados, editados de forma lineal, que conforman el espectáculo integral. Este es el trabajo que más se acerca a lo que quiero lograr. Busqué un grupo de artistas de 20 a 40 años de diferentes clases sociales y de diversos lenguajes artísticos. Durante un tiempo realicé con ellos ejercicios de experiencias internas expresadas a través del cuerpo, lo visual, etc…Trabajamos una técnica de “renacimiento”, una especie de regresión hasta la experiencia del nacimiento, pero en la naturaleza, donde se pertenece a un ambiente más grande. Esto viene de una vieja tradición chamánica donde a los 7 años de edad el niño hace un ritual en el que se conecta el cordón umbilical a la madre tierra. Basado en esa idea cada uno escogió el elemento donde quería nacer. Se grabó y las edité.

Yo interpreté estas experiencias artísticamente. Lo más interesante fue que al proyectarse los videos en el espacio de la sala experimental, el público también se identificó cada uno con su elemento (agua, tierra, aire y fuego). Fue terapéutico para los artistas y para el público, una experiencia de identificación.



BVP: Después de haber vivido todas esas experiencias con el multimedia tu volverías a hacer cine?


AMW: No, no podría. El cine me encanta, pero quiero experimentar más …

Me encantaría experimentar con holografía en interfaz, por ejemplo.

 


Entrevista publicada en la Revista Encuadre,

número 69, enero-marzo, 1998, CONAC, Caracas.