Alexandra Meijer-Werner
Video Art

Fragmentos sobre el proceso creador del Proyecto Ouroboros

ALEXANDRA MEIJER-WERNER, 1998



Este es un ejemplo de como una crisis puede empujarte hacia una superación artística. Probablemente fue la experiencia más significativa para mi futuro trabajo. Yo me encontraba extremamente agotada, vacía y sin motivación por el curso que seguía el trabajo en grupo. Decidí entonces tomar una semana libre mientras el grupo de Ouroboros continuaba trabajando. Me fui a la playa en busca de paz y claridad mental. Era necesario cambiar la situación y recuperar mi inspiración y pasión, esto implicaba retomar mi visión inicial. Descubrí la importancia de tratar de realizar nuestros sueños, pues de no intentarlo una parte de nosotros siempre se sentirá incompleta. Así que me propuse experimentar con el video, ya que esta era mi herramienta para el proyecto. Empecé a experimentar conmigo mismo. Tenia la sensación que quería despojarme de algo, de nacer nuevamente, de encontrar una nueva fuente de energía, de librarme completamente de frustraciones y decepciones.


Nadie podría cambiar la manera como yo me sentía. Era mía y de mas nadie esta responsabilidad. Estaba lista para morir y cambiar mi piel nuevamente. Necesitaba materializar estos sueños y emociones poniéndolos dentro de un escenario real, así que decidí tratar de expresar mi paisaje interno en video.


Cerca de donde me alojaba , encontré una enorme parcela de bosque que acababan de quema, todavía estaba doliente. El paisaje resonaba fuertemente con mis sentimientos, así que decidí desnudarme en este cementerio de arboles, pintar mi cuerpo con barro y tierra , como un símbolo de la vida por venir. Pedí a alguien que me acompañara con la cámara y empecé a caminar descalza sobre las cenizas, que todavía estaban tibias.


La sensación era desoladora y extremamente triste, me permití sentir todo; el olor a muerte y destrucción. Era el final de un ciclo, un ciclo en el cual me aferraba por el terror de perder todo. Sentí que si realmente quería experimentar una muerte , tenia que morir el miedo a morir , me dejé llevar por una gran sensación de pérdida, como si la vida se hubiera disipado. Pero al mismo tiempo, mientras estaba allí parada, me di cuenta, en le mas profundo de mi ser, de que nada se pierde nunca porque todo se transmuta constantemente en algo nuevo. La tierra llena de cenizas bajo mis pies estaba lista para florecer nuevamente con más fuerza. Me permití actuar espontáneamente, improvisando todo lo que se manifestara en mí. Tenia una especie de faldón ,como una membrana , donde yo había pintado un embrión envuelto en una matriz dolorosa. Era una imagen que yo había trabajado antes, siempre que entraba en contacto con mis miedos más profundos. En este paisaje quemado vestí esta piel elástica y comencé a nacer desde ella, descartándola, muriendo y desprendiéndome de la muerte en este paisaje de muerte. Fue una experiencia muy intensa y al terminar este ritual , saliendo de la piel, sentí que la vida brotaba en mi. Nunca volví a usar este faldón, a pesar de que iba a ser parte del performance final. Simplemente lo enterré. Un capitulo cerrado para mí.


Inmediatamente después sentí la urgencia de re-experimentar un nacimiento, pero que fuera en un espacio natural y bello, un nacimiento como homenaje a la Vida. Busqué y encontré un bellísimo árbol al lado de un riachuelo, en cuyo tronco había un hueco como un gran nido, una enorme oreja dispuesta a escuchar o una mano acogedora lista para acunarme, me acosté en posición fetal y empecé a respirar y escuchar. Pronto empecé a sentirme como dentro de un útero. La respiración se puso mas intensa. Era un embrión listo para nacer. En este momento todo mi cuerpo estaba desatando el recuerdo de mi nacimiento biológico, me empujé fuera de este útero cayendo en el agua. Fue una experiencia intensa y conmovedora . Cuando me calmé no podía creer el cambio en mi percepción, en mi cuerpo y en mi estado de ánimo. Me sentía renovada, llena de asombro como si la Madre Naturaleza me sostuviera y yo colocara mi propio cordón umbilical en la tierra. Era una sensación de pertenencia, de ser cuidada y nutrida, como se el planeta Tierra nos abrazara a todos.


Este ritual me llevó a sentir nuevamente el potencial infinito inherente a la


Vida. Quise que el grupo se entusiasmara con esta experiencia y que ellos mismo lo sintieran en propia piel, pues este tema del renacer armonizaba perfectamente con el tema Ouroboros. Pedí a todos los miembros del proyecto que me dijeran cual de los cuatro elementos les resultaba mas atractivo para renacer.


Diego Lopez y Eliel Brizola - Tierra

Ilian Arbelo - Fuego

Luisa Garcia - Agua

Alexandra Meijer-Werner – Aire